Descubre el rostro invernal lleno de arte de Málaga

Viajes

¡Fuera tópicos! Conducir a la provincia de Málaga en invierno es hacerlo a uno de los rincones más bellos y encantadores de nuestro país, que además está lleno de propuestas artísticas ineludibles.

Cada verano Málaga se llena de turistas buscando el arrullo del mar, el plácido sol del Mediterráneo y el tradicional pescaíto frito en las terrazas. Cuando llega el otoño se van volando, como las golondrinas, y nunca llegan a descubrir que la ciudad es mucho más que calor y playa. Si no conoces Málaga o llevas mucho tiempo sin visitarla, te sorprenderá muchísimo el cambio que ha dado la ciudad. En los últimos años la capital de la Costa del Sol ha apostado por una oferta de turismo más rica, que va más allá de las paellas en primera línea de playa. Ahora destacan lo excelentes museos, restaurantes y cafés de calidad, un precioso centro histórico, teatro, música, tiendas…

Málaga en invierno es una joya por descubrir; tanto la capital como la provincia ofrecen experiencias únicas para todo tipo de viajeros. ¡Sube a tu Ford y descúbrela con nosotros!

De paseo por el centro

Málaga no tiene los grandes monumentos de ciudades cercanas como Córdoba o Granada, pero eso no quiere decir que no tenga su propio encanto. Es una ciudad de rincones: recorriendo el centro de Málaga (en su mayoría peatonalizado) podrás admirar sus fachadas de arquitectura modernista, iglesias renacentistas y barrocas y preciosos jardines. Puedes empezar caminando bajo la sombra de los ficus centenarios de la Alameda Principal y pasar un rato de tiendas por la lujosa calle Marqués de Larios, la arteria comercial más importante de la ciudad. Aprende a pedir el café como los malagueños en el Café Central (¡hay nueve formas de pedir un café con leche!) y adéntrate en el Pasaje de Chinitas, sobre el que Federico García Lorca escribió la famosa copla: «En el café de Chinitas / dijo a Paquiro un hermano: / soy más valiente que tú, / más torero y más gitano…»

Vista de Málaga

Vista de Málaga

Explora los callejones alrededor de la Catedral, a la que llaman la Manquita (porque le falta una torre), y siéntate en su patio de naranjos a tomar un vermú en el restaurante El Jardín, donde podrás oír tango y flamenco en directo de jueves a sábados. El paseo no acaba aquí: en la cercana calle Alcazabilla podrás admirar el Teatro Romano, a los pies de la imponente Alcazaba de Málaga, y tomar un vino o una copa en la emblemática taberna El Pimpi. Al otro lado de la Alcazaba encontrarás los Jardines de Puerta Oscura. Cruza el Parque hasta el Paseo de los Curas, y descubre allí el Muelle Uno: el antiguo puerto comercial de la ciudad se ha convertido en un precioso paseo de tiendas y restaurantes al pie de la bahía de Málaga. Así podrás terminar tu recorrido viendo ponerse el sol tras el castillo árabe de Gibralfaro, con la Alcazaba y la Catedral a sus pies.

Nos dejamos en el tintero otros muchos rincones maravillosos: el Teatro Cervantes, la arquitectura neomudéjar del mercado central de Atarazanas; la Plaza de la Merced, donde encontrarás el monumento al general Torrijos y la casa natal de Picasso; la emblemática calle Granada; las antiguas iglesias de Santiago, de San Juan Bautista y de los Mártires, fundadas por los Reyes Católicos; las coquetas plazas del Siglo y del Carbón, con sus cafés y restaurantes… Déjate llevar y recorre sin mapa las callejuelas y plazas del centro de Málaga: no te arrepentirás.

Y cuando te entre hambre, no te preocupes: la oferta gastronómica de Málaga es excelente y variadísima, tanto en comida tradicional andaluza como en cocinas del mundo. Las bodegas Quitapenas (Pasaje de Chinitas, 5; C/ Sánchez Pastor, 2; también en el Muelle Uno) son un clásico para disfrutar de la típica fritura de pescado malagueña. En la cocina del restaurante Citrón (Plaza de la Merced, 10) encontrarás una fusión entre comida asiática y mediterránea. Igualmente recomendable es el restaurante libanés Samarkanda (C/ José Denís Belgrano 25), sobre todo por sus pastelas y tayin.

De postre no te puede faltar un helado, muy típicos en Málaga durante todo el año: la Casa Mira en la calle Larios lleva más de un siglo sirviendo helados, turrones y dulces, y no cierra en invierno. Si lo que te apetece es una copa para rematar la noche, tómatela con vistas a la bahía y el mar en la terraza del Hotel Málaga Palacio (C/ Cortina del Muelle, 1), que cuenta con una zona acristalada que abre todo el año, o en la del Parador de Gibralfaro.

Paisaje de Málaga mirando desde Gibralfaro

Paisaje de Málaga mirando desde Gibralfaro

Una ciudad de arte

No todo va a ser pasear y tomar moscateles mirando al mar: Málaga dispone de un interesante catálogo de museos para los aficionados al arte. Probablemente el más conocido hoy por hoy sea el Museo Picasso (c/ San Agustín), con un fondo permanente de casi 600 obras, que además suele contar con muy interesantes exposiciones temporales. También ten en cuenta el Centro de Arte Contemporáneo (Calle Alemania s/n) muestra piezas de algunos de los artistas internacionales más interesantes del panorama actual.

Málaga puede presumir desde hace poco de contar con sedes de dos de los museos más importantes del mundo: el Centro Pompidou (Muelle Uno) y el Museo Estatal Ruso (Edificio de la Tabacalera, Avda. Sor Teresa Prat 15). En el primero encontrarás exposiciones temporales organizadas por el prestigioso museo parisino; en el segundo, una preciosa colección de pintura del siglo XIX y principios del XX. Si viajas en familia te interesará saber que estos tres museos organizan habitualmente actividades y talleres para que los niños aprendan a disfrutar del arte.

También puedes disfrutar de la mejor muestra de pintura andaluza del siglo XIX en el Museo Thyssen (C/ Compañía, 10). Hay otros muchos museos más especializados que pueden resultarte de interés: el de arte sacro de la Catedral, el Palacio Episcopal, la Iglesia de la Victoria o las distintas cofradías de Semana Santa; el Museo Revello de Toro, el Museo del Vino… Si viajas con niños, seguro que pasan un rato muy divertido en el museo natural del Aula del Mar y en el Museo Interactivo de la Música. Puedes ver una relación de todos los museos de la ciudad en esta página.

Museo Pompidou de Málaga

Museo Pompidou de Málaga

Pero no sólo de arte oficial y consagrado vive el viajero: Málaga también vive en los últimos años una eclosión de creadores locales, y pese a los envites de la crisis sigue contando con una tradición de música en directo. En el centro de creación La Térmica (Avda. de los Guindos, 48) encontrarás todo tipo de actividades: exposiciones, cursos, conciertos, talleres, ciclos de cine… Ya que estás por la zona en tu Ford, te recomendamos La Cochera Cabaret (Avda. de los Guindos, 19), el local de moda de espectáculos en directo por el que pasan los mejores grupos, humoristas, grupos de teatro… En el centro de la ciudad hay salas de concierto veteranas como el Onda Pasadena (C/ Gómez Pallete 5), donde pasan los mejores grupos de la ciudad cada viernes y sábado; sus noches de jazz y jam session cada martes y el flamenco de los jueves son una cita clásica para los aficionados a la música.

Paraíso interior

Si tienes tiempo para excursiones, la provincia de Málaga tiene mucho más que ofrecerte que la archiconocida Costa del Sol. De los millones de turistas que visitan Málaga cada año, no son muchos los que se lanzan a la carretera para descubrir rincones tan hermosos como poco conocidos. El interior de la provincia de Málaga no sólo es un auténtico paraíso natural: los pueblos que salpican las comarcas de la Axarquía, la Serranía de Ronda y la Sierra de las Nieves son pequeñas joyas arquitectónicas y auténticas reservas de la gastronomía tradicional andaluza.

La ruta de los pueblos blancos atraviesa toda la provincia de Málaga hasta Cádiz, y te llevará a descubrir lugares maravillosos como Casares, Ronda, Benalauría, Genalguacil, Gaucín, Algatocín, Frigiliana, Archidona, Comares… Pueblos de casas encaladas y tejas rojas, con las fachadas cuajadas de flores todo el año, donde parece que el tiempo se detiene. Especialmente espectacular para recorrer en coche es la zona de la Serranía de Ronda, con sus espectaculares barrancos y desfiladeros como el Tajo de Ronda, montañas cubiertas de pinsapos y profundos bosques de corzos y jabalíes.

Paisaje de Ronda

Paisaje de Ronda

Los aficionados al enoturismo encontarán en la Axarquía pueblos como Cómpeta, Sayalonga, Moclinejo o Almachar, con una tradición vinatera de siglos. Si lo que te gusta es el ecoturismo y la aventura, no puedes dejar pasar la oportunidad de descubrir la Sierra de las Nieves, donde podrás encontrar con facilidad actividades de senderismo, espeleología, bicicleta de montaña, descenso de barrancos… y todo ello en una zona declarada parque natural por sus espectaculares bosques y su rica fauna.

…y sol y playa también, claro

En Málaga, que se acabe el verano no quiere decir que llegue el frío. El privilegiado clima mediterráneo de la ciudad permite sentarse en una terraza junto al mar a tomar un aperitivo prácticamente en cualquier época del año. Los bares y restaurantes de la costa abren durante todo el año, y en invierno no están masificados como en verano; salvo que llueva o haga un viento muy fuerte (cosa que no ocurre muy a menudo), uno puede sentarse perfectamente en una terraza a disfrutar del sol y de la buena comida… ¡o incluso quitarse los zapatos para caminar por la misma playa!

Especialmente recomendable es el paseo por El Palo, barrio de pescadores del que nada menos que Ortega y Gasset decía que era «el imperio de la luz». Empezando por el antiguo balneario de Los Baños del Carmen, el camino por el paseo marítimo desde Pedregalejo hasta El Palo es un hervidero de merenderos, chiringuitos, bares de copas y restaurantes de cocina tradicional malagueña. En la zona hay restaurantes veteranos como Andrés Maricuchi, Hermanos Muñoz, El Tintero, El Merlo o Miguelito el Cariñoso que permiten disfrutar de unas excelentes frituras de pescado del día en cualquier época del año.

Vista de Málaga

Vista de Málaga

Los amantes de la street food tienen en el bar Mafalda una visita obligada: allí sirven los mejores camperos, un bocadillo en pan de mollete típico de Málaga. Para una comida más cuidada no está nada mal el restaurante del club náutico del Candado: comida andaluza fresca, sencilla y auténtica en un restaurante con unas vistas al mar maravillosas y una zona de juegos con monitores de tiempo libre para los más pequeños. Se puede terminar la noche con un helado en alguna de las muchas heladerías del paseo marítimo que se mantienen abiertas en invierno, como la Cremades; o con una copa con el murmullo de las olas en las terrazas de bares como el Swan o La Tortuga.

Y si tienes la mala suerte de que justo el día que estás en Málaga le da por llover, refúgiate en alguna de las típicas teterías de la ciudad, como El Harén, donde suele haber conciertos y actuaciones… ¡o ármate de valor y acércate a los Baños del Carmen, al espigón de la Térmica o al mirador de Gibralfaro, a disfrutar del espectáculo del mar en tormenta!

Ya no tienes excusa para no escaparte a Málaga, incluso en invierno.

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